viernes, 31 de julio de 2009

Mendigos en Venezuela


Tanto en países ricos como en países pobres se ven mendigos en la calle. Sea Madrid o New York, conseguirás los conocidos "homeless". Para algunos, en cierta forma, es hasta una forma de vida.

Así que cualquiera pudiera decirme que no es mayor tema.

Pero es que ayer, se me acercó un viejito a pedirme dinero en una esquina... con unos ojos llenos de soledad que brillaron plenos de agradecimiento al ver el billete de 20 bolívares que acerqué a sus manos. Aun suenan en mi mente las bendiciones que envió para mi familia.

Recordé también la viejita toda arrugadita que a diario espera en el centro comercial y la pareja de ancianos que con récipe en mano rondan buscando quien les ayude a comprar sus medicinas.

Ellos no pueden estar ausentes en este diario de las ignominias diarias que deben ser denunciadas.

Me pregunto: ¿cómo es posible que algo así pase en mi país? Con un gobierno que se llena de boca de ser "solidario", "socialista", el único en toda la historia patria consciente y preocupado por los más desválidos. Con el único sistema capaz de acabar con la pobreza de una vez por todas y cuyo objetivo central es la búsqueda de la "Felicidad".

Santo Dios... ¡que habladera de paja!

¿Qué habrá pasado con la Misión Negra Hipólita? ¿Qué pasó con los casi 500 millones de dólares que supuestamente han invertido en esta Misión? ¿Será que en parte están en las arcas de García Carneiro? ¿o en su hígado?

La historia oficial se jacta de haber reinsertado a algunos miles de indigentes. Supongamos que fueron 5 mil (algo exageradísimo porque supuestamente y que nada más había 10 mil en toda Venezuela). Eso nos daría que se invirtieron como 100 mil dólares por cada indigente reinsertado... caracha!!! Me imagino que les habrán dado vivienda, formación universitaria y un carro iraní... al menos.

Dicen por ahí que no hay astilla más dolorosa que la del propio palo, así que ahí les dejo algunas muestras de lo que pudo haber pasado con gran parte de ese dinero:



Claro, y lo que no se dice, porque si se dice puede pasarle lo que le pasó a este "reinsertado":


Yendo más al fondo del problema, no hubiese sido mejor que en todos estos años nos hubiésemos dedicado a generar confianza en las empresas, a atraer inversiones extranjeras, y dejar, en otras palabras, que el sector privado se encargara de hacer lo que tiene que hacer: ser productivo y generar desarrollo y empleo, en vez de este estúpido hostigamiento que lo que ha logrado es mantenernos en la miseria a pesar de la lluvia de petrodólares que ha caído sobre este país (casi un millón de millones de dólares en los últimos 10 años).

Bien lo dice el dicho: Zapatero a tus zapatos.

No hubiese sido mejor que los más de 100 mil millones de dólares que se fugaron del país, se hubiesen quedado acá y que el gobierno hubiese aprovechado el dinero ahorrado por no ponerse a expropiar cuanta vaina se le pare al frente (sin hablar de que hubiera podido cobrar muchos más impuestos) e invertirlo realmente en la sociedad: en preescolares, en capacitación para el trabajo, programas de reinserción masivos, infraestructura, etc.

No, pero no... más pudo el odio, el resentimiento, la ignorancia.

Pero volvamos a la indigencia...

Este documental de la gente de Bizaria muestra algunas de las caras de la miseria en la calle.



¿Fíjense en las miradas pérdidas?

Se que da miedo acercárseles, cuando no asco por el repulsivo olor... pero traten de encontrar esas miradas.

¿Qué tuvieron que pasar para llegar a ese estado? ¿Qué podemos hacer para ayudarles a salir de ese laberinto en que entraron?

El crack, los cartones, la locura, el aguardiente, la desesperanza.

Así introduce el tema en uno se sus artículos el blog VenezuelaReal:

"Indigentes sobreviven entre cartones, crack y aguardiente. Pedir limosnas, fumar drogas a la vista de todos, desvariar por una borrachera o un "pasón", y pasar la resaca en una siesta bajo el sol ardiente es el ritual de un pordiosero que lleva marcadas las cicatrices de un mundo mezquino"

Problema complejo, más aun cuando ya nadie parece importarle.



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