No era el color verde oliva que últimamente había tomado mi piel.
Tampoco las espinas que había brotado en mis extremidades.
Era un malestar interno que cual cri-cri... cri-cri... cri-cri... explotaba en mi cabeza. Era la necesidad de gritar un Ya Basta!!!
Ya basta de la inseguridad, ya basta de la ignorancia, ya basta de tanta indolencia...
No se quién será el próximo, pero lo que si sé, es que este grillo empieza su cri-crear :-)
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